DESVENTAJAS DEL PINZAMIENTO INMEDIATO DEL CORDON UMBILICAL


Por qué no conviene cortar el cordón umbilical demasiado pronto?
Por Cecilia Galli Guevara
Aunque históricamente se supo cuándo es el mejor momento para cortar el cordón umbilical, actualmente en muchos hospitales se procede al clampaje inmediato de manera rutinaria. En este artículo explicamos por qué no conviene cortar el cordón umbilical demasiado pronto.

Para qué sirve el cordón umbilical?
Antes del nacimiento, el cordón umbilical y la placenta son el medio a través del cual el feto recibe oxígeno y se nutre. Vienen a ser nuestro equipo de supervivencia hasta el momento de nacer. Después del parto, este sistema de soporte vital deja de ser necesario y por lo tanto deja de funcionar: una vez fuera del cuerpo de su madre, el bebé empezará a respirar y a nutrirse por sí mismo.
Pero todo sucederá a su debido tiempo: la naturaleza tiene sus pasos y, según los expertos, es mejor no apresurarse a cortar el cordón umbilical, ya que se expone al niño a sufrir una asfixia que puede producirle graves trastornos fácilmente evitables si se espera unos momentos más para realizar ese corte.

Qué ocurre durante el parto?
Mientras el niño está en el vientre materno, suspendido en líquido amniótico, muy poca sangre fluye por sus pulmones, y recibe oxígeno a través del cordón y de la placenta. Cuando nace, sus pulmones se llenan de aire y la sangre comienza a fluir a través de ellos. Al cambiar de sistema respiratorio, los vasos sanguíneos del cordón se cierran por sí solos y dejan de latir: se ha producido el bloqueo natural del cordón, y ahora el bebé ya no necesita ni la placenta ni el cordón. Es el momento en que se puede cortar el cordón con seguridad, porque la naturaleza ya lo ha bloqueado: esto nos asegura que el bebé ya no obtendrá nada a través suyo. Aunque no es necesario precipitarse para cortarlo a toda prisa: ya que el cordón se ha bloqueado por sí mismo, no tiene la menor importancia cortarlo o no. Se podría dejar horas sin cortar, y hasta días, según la práctica conocida como nacimiento Lotus. Pero antes de eso, antes de que el niño dé su primera bocanada de aire, la naturaleza se asegura de que al cerebro del bebé no le falte oxígeno ni por un segundo. ¿Cómo lo hace? Mediante una transfusión de sangre que viaja desde la placenta, a través del cordón, hasta el niño. Esa sangre pasa por los pulmones, oxigenándolos. Ahora sí, el bebé grita, se pone de color rosado, y el cordón queda bloqueado de forma natural.

Desde que el embarazo y el parto son competencia del ámbito médico, se realiza, en muchos hospitales del mundo, un proceso rutinario que puede ser peligroso: en cuanto nace el niño, se procede rápidamente al clampaje del cordón (muchos recomiendan realizarlo durante los 10 ó 15 segundos seguidos al nacimiento). Como si separarlo de su madre (y del sistema que le dio apoyo vital durante toda su vida) fuera una emergencia. El cordón umbilical se pinza y se corta, antes de que haya finalizado su importante función. ¿Por qué se hace esto?

Los Dres. Fernando Arango Gómez y Juan Carlos Mejía Londoño, de la Universidad de Caldas (Colombia), dicen en su artículo ¿Cuándo pinzar el cordón umbilical? que “hace algunas décadas se recomendaba esperar entre uno y cinco minutos después del nacimiento antes de pinzar el cordón umbilical. Las posibles razones por las que se abandonó esta práctica, especialmente en los hospitales del hemisferio occidental, son el temor al desarrollo de policitemia, hiperviscosidad, hiperbilirrubinemia y taquipnea transitoria del recién nacido; la presencia de un pediatra o un neonatólogo en la sala de partos ‘ansioso’ por comenzar la atención del bebé; el deseo de obtener sangre del cordón umbilical para medición de pH y gases como método de tamizaje de asfixia perinatal; la necesidad percibida de iniciar el contacto piel a piel con la madre y la lactancia materna tan pronto como sea posible; y para realizar manejo activo del alumbramiento y disminuir la hemorragia postparto”.

En un parto sin contratiempos, el bebé, de un color azulado, respira, grita y va adquiriendo un color rosado. El silencio se corta y sobrevienen el alivio y la emoción, porque todo está bien. ¿Pero qué sucede si el bebé tarda en dar esa primera bocanada de aire, si la entrada de oxígeno al cuerpo se retrasa unos segundos y se le ha cortado el cordón? Con el sistema placentario fuera de alcance, el cerebro del niño se queda sin oxígeno y sufre asfixia.

La falta de oxígeno durante el parto puede ocasionarle al recién nacido un sinnúmero de problemas. Desde la muerte hasta trastornos de conducta, desarrollo y anemia infantil, pasando por la parálisis cerebral, el espectro de consecuencias es extenso.
En su artículo How the Cord Clamp Injures Your Baby’s Brain, el Dr. George M. Morley explica por qué, lejos de ser beneficiosa, la práctica tan extendida en el mundo occidental de cortar el cordón antes de que el niño respire puede ser perjudicial.

Morley explica que el clampaje del cordón inmediato después del nacimiento “corta instantáneamente la fuente placentaria de oxígeno, y el niño permanece asfixiado hasta que los pulmones empiezan a funcionar. La sangre, que se hubiera trasladado normalmente para establecer la circulación pulmonar del bebé, queda bloqueada en la placenta, y el niño desvía la sangre del resto de los órganos para llenar los vasos sanguíneos del pulmón”. El especialista aclara que los niños que nacen a término generalmente tienen sangre suficiente para establecer la función pulmonar y prevenir daños cerebrales obvios, pero a menudo están pálidos, débiles y lentos en reacción. “El pinzamiento del cordón antes de la primera respiración –asegura– causa siempre un cierto grado de asfixia y pérdida de volumen sanguíneo”. Ya que interrumpe totalmente la fuente placentaria de oxígeno para el cerebro del bebé antes de que los pulmones comiencen a funcionar y detiene la transfusión placentaria o transferencia de un volumen grande de sangre (hasta el 50% más del volumen total de la sangre), destinada principalmente a establecer la circulación a través de los pulmones del bebé para arrancar su funcionamiento.

Los Dres. Arango Gómez y Mejía Londoño enumeran los beneficios del pinzamiento tardío del cordón: beneficios hematológicos (niveles más altos de hematocrito y niveles superiores de ferritina sérica en el caso de los nacimientos a término; en el caso de los prematuros, se vieron niveles más altos de hemoglobina y hematocrito y menos necesitad de realizar transfusiones durante las primeras semanas de vida), beneficios cardiopulmonares (mejor vasodilatación pulmonar y sistémica, y mayor flujo sanguíneo al cerebro e intestino, incremento en la presión arterial y mejor adaptación cardiopulmonar con menor necesidad de oxígeno y días de ventilación mecánica en los nacimientos prematuros y mejor llenado capilar, temperatura periférica más alta y mayor gasto urinario en los nacimientos a término).
Su trabajo dice además que el pinzamiento tardío del cordón “representa un cambio en la rutina, que favorece el contacto temprano entre la madre y su hijo. Se ha demostrado una asociación estadísticamente significativa entre el contacto temprano y la duración de la lactancia materna, la cual fue más prolongada en los recién nacidos con pinzamiento tardío del cordón”.

Los Doctores Rajesh Gupta y S. Ramji, del Departamento de Pediatría del Maulana Azad Medical College (Nueva Delhi, India), aseguran que el pinzamiento tardío mejora la cantidad de hierro en sangre durante la infancia, produce una menor caída en la hemoglobina a los 3 meses comparado con el clampaje inmediato. Y recomiendan que el pinzamiento tardío sea utilizado como una estrategia para combatir la anemia en la infancia, especialmente entre los niños nacidos de madres anémicas.
Similares son las conclusiones a las que llegó el equipo del Doctor José M. Ceriani Cernadas, que realizó un estudio extensivo en la Argentina: el pinzamiento tardío reduce la tasa de anemia neonatal y es una práctica segura que debería ser implementada para incrementar la cantidad de hierro en el nacimiento.

Todos los trabajos revisados concuerdan en que “no hay evidencia científica para justificar el pinzamiento temprano del cordón umbilical y cada vez hay más evidencia de los beneficios del pinzamiento tardío y de la ausencia de efectos adversos”, como dice en estudio de Arango Gómez y Mejía Londoño. Que agrega: “Mientras no exista evidencia apropiada y suficiente que demuestre lo contrario, es mejor respetar la naturaleza que interferir con la fisiología compleja y parcialmente comprendida de la transición neonatal, como bien lo expresó el doctor Erasmus Darwin, abuelo de Charles Darwin, en al año de 1792 en su libro Zoonomia: ‘Otra cosa muy lesiva para el niño es pinzar y cortar el cordón umbilical muy pronto, el cual debe dejarse intacto no solamente hasta que el niño haya respirado repetidamente, sino hasta que las pulsaciones cesen. De manera contraria, el niño será más débil de lo que debería ser y se dejaría en la placenta una parte de sangre que debería estar en el niño; al mismo tiempo no se colapsaría naturalmente la placenta y no sería removida del útero con tanta seguridad y certeza’”.

En tiempos en los que muchas familias que se enfrentan al momento del parto deciden revisar las prácticas que se hacen extendido en las últimas décadas para recuperar el nacimiento de sus hijos como un hecho familiar y natural que no requiere de intervención médica, puede resultar muy útil recordar que la humanidad tiene milenios de evolución a través de los cuales fue perfeccionando sus mecanismos para asegurar su supervivencia. Como dijo Aristóteles, “la naturaleza no hace nada en vano”.